sábado, 23 de febrero de 2013

Presentan "Vimos arder un árbol" en Noctámbulos



Ayer, viernes 22 de febrero, Noctámbulos fue escenario de la presentación de un estupendo libro: Vimos arder un árbol, de Arturo Arango, publicado por SurPlus Ediciones.

Después de una breve bienvenida de Patricia Salinas, representante de la editorial, el escritor y periodista Hermann Bellinghausen nos dio una visión de los cuentos que integran este gran relato. Habló acerca del modo de vida de los personajes, inmersos en una sociedad cubana posrevolucionaria, con un estilo de vida distinto al de la sociedad  mexicana. Silvia Pasternac, por su parte, dijo que este libro bien podría inscribirse en un apartado de “literatura de madurez”, así como otros lo pueden hacer en literatura juvenil; además, señaló que no se parecía a nada de lo que había leído.

El autor, Arturo Arango, compartió su experiencia como escritor cinematográfico y la relación que ello tiene con su trabajo literario actual. Leyó además el cuento Las piernas de Celia y al final charló con el público —entre quienes había periodistas, cineastas y críticos de cine, por cierto—.

Así culminó esta velada literaria en la que se dio a conocer una obra que sin duda dará de qué hablar por mucho tiempo.

Gracias a todos quienes nos acompañaron la tarde de ayer viernes y, especialmente, a quienes hicieron posible la presentación, especialmente a Patricia Salinas. Recomendamosque se acerquen a esta magnífica obra.


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martes, 19 de febrero de 2013

Semblanza de Arturo Arango, autor de Vimos arder un árbol


Arturo Arango es un escritor nacido en Manzanillo, Cuba, en 1955. Además de narrador, ha incursionado en el ensayo y como guionista. Es jefe de redacción de La Gaceta de Cuba y Jefe Titular del Departamento de Guión en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Tiene varios libros publicados: ¿Quieres vivir otra vez?, Segundas vidas (cuentos); Reincidencias y Segundas reincidencias (ensayos); Una lección de anatomía, El libro de la realidad y Muerte de nadie (novelas). Como guionista, es coautor de los guiones para Lista de espera (2001), Aunque estés lejos (2003) y El cuerno de la abundancia (2008). Su pieza teatral El viaje termina en Elsinor obtuvo en 2008 el Premio Virgilio Piñera. El viernes estará en Noctámbulos presentando su libro de relatos Vimos arder un árbol, editado por Sur Plus, a las 19:00 horas.

Esta obra se compone de “Cuentos que forman una novela, o al revés, novela fragmentada en cuentos ubicados en la Cuba de hoy, a veces joven, a veces vieja. Humberto y Silvia son los personajes centrales de los relatos. Alternándose como protagonistas, nos llevan a través el desamor, la enfermedad, la sexualidad, la muerte, los hijos, las calles, y las ubicuas filas que ya aguardan desde antes a quienes les tocará esperar en ellas”, nos dicen los editores.

Arango nos responde algunas preguntas:

—Dice Ricardo Piglia que tendemos a recordar más los cuentos aislados que los libros de cuentos, pero cuando sucede lo contrario estamos ante un acontecimiento literario. Creemos que Vimos arder un árbol posee una unidad que permite recordarlo casi como novela, un todo. ¿Qué elementos son los que, desde tu perspectiva de autor, logran esa impresión de unidad?

En este caso deben ser los personajes. Como suele suceder, los primeros cuentos comenzaron a aparecer aislados. De lo contrario, me hubiera dedicado a escribir una novela. Al escribirlos, me fui dando cuenta de que podían pertenecer a un mismo personaje, y esa criatura se fue convirtiendo en Humberto. Ya tomada esa decisión, le constituí una familia, un ámbito que, obviamente, fuera común a todos. Y con el libro más avanzado advertí que podía haber acontecimientos que quedaran “fuera de cuadro”, es decir, que no se contaran, y que el lector debería encontrar o imaginar por su cuenta cómo son esas piezas que faltan al rompecabezas.

—Conoces bien la forma de escribir para cine, por tu trabajo como guionista y tu labor en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. ¿Qué tanto de esta faceta crees que se cuela en los relatos de Vimos arder un árbol?

Me parece que está el tono. Tengo la certeza de que la literatura cubana está en un mal momento. Hay una realidad muy dominante, que se ha establecido como un referente único y reiterado, agotado, desde hace varios lustros, y una ausencia casi absoluta de búsquedas estéticas. En estos cuentos quise usar algunos recursos de ciertas poéticas cinematográficas contemporáneas para escapar de esa, digamos, dictadura.

—¿Con qué autores de relato, cubanos y de otras latitudes, sientes que tiene cercanía tu obra narrativa?

A estas alturas de mi vida es difícil definirlo. Como dice una antigua canción cubana, esas cercanías “se agolpan unas a otras, y por eso no se matan”.

—Eres ensayista, guionista, dramaturgo y narrador. ¿Hay alguna de estas facetas por las que sientas predilección?

Descartando las que me parecen más accidentales, he escrito una obra de teatro. Me gustó la experiencia pero no pienso en términos teatrales. La escribí, además de por que la anécdota llegó a mí, para probar que las herramientas dramáticas del cine podrían servirme para el teatro. Me considero un ensayista ancilar: es una manera de poner en orden mis ideas, y también esa labor está marcada por mi paso o mi aproximación a algunas revistas cubanas. Lo que más me gusta es contar relatos, por cualquier medio. Pero sucede que contar en el cine crea muchas relaciones de dependencia. Es un trabajo muy promiscuo. Me quedo, entonces, con la escritura de cuentos y novelas. Es lo que más me gusta hacer. Casi lo que más me gusta hacer en la vida.

—¿Cuál es tu opinión de la literatura latinoamericana actual? ¿Ves tendencias en formas y contenidos claramente diferenciables?

No estoy tan actualizado como hace algunas décadas, que leía furiosamente todo lo que me llegaba a las manos. Ahora mi vinculación con el cine me hace estar mejor informado sobre lo que se realiza en América Latina y también en España, y creo que sí hay vasos comunicantes, como también una enorme diversidad. Junto a cineastas más interiores, más personales (Jaime Rosales, Lucrecia Martel, Pablo Trapero, Lisandro Alonso…) convive un magnífico cine chileno que el pasado año dio dos cintas extraordinarias y diferentes entre sí como Violeta se fue a los cielos y No.

—¿Qué podrá esperar el público de Noctámbulos de la sesión del 22 de febrero, en la presentación de Vimos arder…?

Me gustaría que esperara un libro de cuentos. Lo ideal es que los adjetivos sobren. Que sea cubano, que sea contemporáneo, que me llame Arturo Arango, etc., son circunstancias que me informan a mí, y nada más. Aunque, y ello es inevitable, siempre hay una curiosidad, a veces casi morbosa, por saber qué pasa en ese país tan difícil de comprender como lo es Cuba.

—JLE

lunes, 18 de febrero de 2013

Así se vivió el desafío Cuentuitero2013


Y el viernes 15 de febrero conocimos al cuentuiterio#2013
Hugo Perea @Execrabilitos
Compartimos imágenes y una reseña realizada por Suplemento de Libros
¡Gracias a todos los participantes!
Más imágenes, en nuestro perfil de Facebook

Mariana H, Nahum Torres (editor de Librosampleados), Claudia Guillén y Enrique Héctor González






En pleno desafío



Después del nervio, los ganadores

jueves, 14 de febrero de 2013

sábado, 9 de febrero de 2013

Gran final del desafío Cuentuitero2013

¡Todos invitados a nuestra próxima sesión!


Rowena Bali presenta libro en Noctámbulos


Rowena Bali presentó ayer 8 de febrero, en Noctámbulos, su libro La herida en el cielo, editado por Axial. Estuvo acompañada por Agustín Peña y David Miklos.



Agustín destacó la importancia que Rowena da a la forma en que construye sus historias, relató el acercamiento epistolar que él y la autora tuvieron antes de consolidar su amistad y nos mostró cómo otras facetas de esta escritora —locutora, editora— influyen de manera directa en su trabajo literario.

Por su parte, David Miklos ensalzó la concisión de la prosa de Rowena y leyó el relato “El árbol” el cual, dijo, es su favorito.

Al final, la autora entabló una nutrida charla con el público; se dio tiempo a responder cada una de las preguntas que le fueron formuladas y firmó ejemplares no sólo de La herida en el cielo sino también de El Ejército de Sodoma.

Agradecemos a todos su compañía.

La obra de Rowena Bali puede hallarse en las librerías del FCE desde este enlace 

lunes, 4 de febrero de 2013

Semblanza de Rowena Bali, autora de La herida en el cielo


Rowena Bali es una joven escritora mexicana que ha publicado las novelas El agente morboso y El Ejército de Sodoma. Es, además, conductora en Ibero 90.9 y editora en la revista Cultura Urbana. Lleva una bitácora personal llamada In a Row en la que comparte imágenes asombrosas, tanto escritas (poesía, prosa breve) como en fotografía. La herida en el cielo es su primer libro de relatos y lo presentará en Noctámbulos el viernes 8 de febrero a las19:00 horas, acompañada por Agustín Peña y David Miklos.

Esto es lo que nos dice con respecto a su obra:

La herida en el cielo, entendemos, es un libro que se ha ido forjando a lo largo de varios años. ¿Se trata de un proyecto pensado así, a largo tiempo, o es una recopilación que de pronto decidiste publicar por alguna razón?

Rowena en su perfil de Facebook
—Hace tiempo que los cuentos de La herida en el cielo estaban preparados, pero yo no estaba preparada para publicarlos. Los empecé a escribir como partes de un proyecto de prosa poética, en el cual exploré largamente, al principio de mi trabajo. De este proyecto rescaté los textos que mayor redondez narrativa tenían. Entonces los fui juntando a través de varios años, el primero es de hace más de veinte años y el último es del año pasado.

—¿Qué determinó que la brevedad fuera el medio para expresar estos cuentos?

La determinó la brevedad que caracteriza a la prosa poética, en la que yo pretendía escribir al inicio del proyecto. Algunos de los textos alcanzan apenas una cuartilla y el más largo alcanza siete.

—En estas historias hay una presencia constante de las moscas, ¿lo has notado? ¿A qué lo atribuyes?

Es un asunto voluntario, los animales están presentes en mi imaginario, los insectos, y es que suelen se persistentes en las lecturas típicas de la adolescencia: Kafka, Sartre, los poetas malditos, etc. Leí algo de Augusto Monterroso que hablaba sobre las moscas, vi una escena de El exorcista en la que se acumulaban muchas en una ventana, vi por la tele cómo las moscas caminaban por las bocas y los párpados de los niños en Somalia...

—Algunos de estos textos, como el que da título al libro, los has publicado ya en In a Row, tu blog. ¿Por qué surgió la necesidad de mudarlo del medio electrónico al impreso, en una misma colección?

Rowena en su perfil de Facebook
Publiqué mis textos en In a Row en una fiebre bloguera que me dio de pronto, pero no lo pensé siquiera, cuando pensé en publicar La herida en el cielo tampoco pensé en el blog. Originalmente enviaría a Axial una novela que se llama La bala enamorada, pero me vi en el dilema de que ya había publicado novelas y mi trabajo como cuentista era muy poco conocido. Algunos de los cuentos de La herida en el cielo también aparecieron en otras publicaciones como Laberinto de Milenio y la Revista de la UNAM.

—El humor, el erotismo, la imaginación —rayana en el delirio, en ocasiones— y la sencillez de lenguaje son algunas características de este volumen. ¿Cómo es que has definido ese estilo de escritura?

No sé cómo definir mi estilo de escritura. Para retratar el absurdo más complicado uno tiene que ser lo más sencillo posible. Me gusta explorar en describir literariamente lo imposible en un tono cotidiano y creo que aún tengo un largo trecho que recorrer en esta experimentación.

—¿Con qué escritores sientes que puede hallar similitud tu trabajo literario?

Decir similitud sería una pretensión, pero me gustaría parecerme a un sinnúmero de escritores de orígenes y épocas muy diversas, yo quisiera escribir como escribió Dylan Thomas o como Balzac, o como Marie Darrieussecq en cierta época, como Virginia Woolf y por supuesto que quisiera escribir como Kenzaburo Oe, Kobo Abe, Sun Tzu, Lu Sin y hasta como Lao Tse,  como Irving Welsh, Breat Easton Ellis, Jonh Kennedy Tool y todos los escritores a los que he apreciado, entre los cuales están varios mexicanos también, actuales, como Rosa Beltrán, Antonio Ortuño, David Miklos o Bárbara Jacobs.

—Tienes dos novelas y La herida… es tu primer libro de relatos breves. ¿Prefieres un aliento narrativo más largo para expresarte o a qué se debe la proporción?

El aliento que más me exige es el breve, porque la brevedad trae consigo una densidad narrativa mayor, en la novela uno puede respirar con soltura. Sin embargo el cuento es un género que disfruto mucho, es como respirar bajo el agua, una forma de buceo escritural. La poesía en este sentido tiene el don de saber alcanzar mayores profundidades que la narrativa, en tiempos y ritmos menores y con un menor número de golpes de tecla.

—¿Qué podrá esperar el público de Noctámbulos de la sesión del 8 de febrero, en la presentación de La herida…?

Lo que yo quiero que obtenga el público de mi obra es un punto de contacto, de identificación, de emociones diversas que nos comuniquen como personas, incluso de incomodidad. Me gusta pensar que todos han vivido en esencia los mismos menesteres –absurdos, incómodos o no- que yo, que todos vamos, en esencia, por el mismo tren, y mi literatura es el único medio con que cuento para comunicar este pensamiento.





Memorable inicio de temporada con Speculum Amoris


Fue un magnífico recital. Ileana Ortiz y Roberto González se apoderaron del Centro Cultural Bella Época el viernes 1 de febrero con sonoridades barrocas y del Renacimiento. El público asistente a la Galería Luis Cardoza y Aragón se deleitó con la complicidad instrumental generada por el Ensamble Speculum Amoris entre tiorba, guitarra barroca y laúd, en juego permanente con la hermosa voz de la mezzosoprano Ileana Ortiz; se dio así una alternancia de sonoridad y belleza que mostró una parte importante del panorama musical europeo, tanto sacro como profano. 
 
Obras de Tarquino Merula, Santiago de Murcia y Jean-Baptiste Lully, entre otros autores de los siglos XV, XVI y XVII, hicieron que los asistentes quedaran entre asombrados, embelesados y conmovidos; ninguno indiferente a la interpretación de este dúo integrado por jóvenes profesionales de la música.

Al final, sin ser un concierto didáctico, Roberto González compartió información acerca de cada uno de los instrumentos empleados en la presentación, lo que nos dio un panorama más amplio de la música que se tocaba en aquellas épocas con laúd, tiorba y guitarra barroca.
 
Agradecemos su presencia en esta sesión memorable, que marca el inicio de la Temporada 2013 de nuestro espacio de encuentro cultural.

Recuerden que pueden seguir la pista de este ensamble en su bio de Facebook: 
Galería completa, aquí.



Un video: